Para triunfar en la vida, no es importante llegar el primero. Para
triunfar simplemente hay que llegar, levantándose cada vez que se cae en
el camino.
Si no te esfuerzas hasta el máximo, ¿cómo sabrás donde está tu límite?
Cada fracaso supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una
lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por los fracasos.
Aprende de ellos, y sigue adelante.
Somos dueños de nuestro destino. Somos capitanes de nuestra alma.
Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caido nunca, sino en haberse levantado después de cada caída.